Con el paisaje «pintado» de blanco, era irreconocible de cuando habíamos estado unos meses antes caminando por la zona, todo parecía que se había dado la vuelta.
Después de la charla de Fermín, nos pusimos en marcha con nieve muy blanda bajo nuestras raquetas, unas horas después de caminata las piernas empezaban a estar saturadas pero mi cámara no para de hacer fotos. El paisaje blanco es único y cambiante a la misma vez, algo fascinante para mi «amiga» que como siempre relata mejor que yo lo que veo.
via @frambb BLOG TIEMPO LIBRE
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